Hace poco en un museo, Josep se arrimó a un cuadro y, señalando unas motas diminutas que revolotean sobre un mar, (el mismo horizonte que mira el famoso monje) me dijo:
"Frente a una pintura, uno puede estar tan cerca como lo estuvo el pintor, hecho que no ocurre con la fotografía."
En ese instante y sin saberlo, se acercaba sigilosa una vigilante para pedirnos distancia.
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