mi, mi, mi, mi

"Cuando tal distancia es salvada por medio del antedicho desdoblamiento tautológico, ambos cuerpos pasan a compartir un mismo lugar: el del enmarque tautológico de lo corporal por los límites de su exterioridad o representación literal.
Y siempre que esto sucede, el otro, en tanto que cuerpo con-vivido en el lugar de la tautología, pasa a ser, para el “yo”, la objetivación de sus límites, la visualización del enmarque que, al impedir su desbordamiento trascendental, lo obliga a optar por la repetición retórica del marco como una estrategia expansionista a su alcance. El “yo otro” no es, por tanto, más que la exterioridad mirándose como exterioridad, el marco contemplándose como enmarcado. Pero (…)si, habitualmente, lo “otro” constituye, para el “yo”, la representación paradigmática del mundo, y si, como se acaba de afirmar, lo “otro” es cuerpo, “cuerpo-otro”, entonces, sólo cabe concluir que en el “yo-otro” el mundo no aparece como cuerpo, sino, para ser exactos , como mi cuerpo. Lo que, correctamente interpretado, equivale a decir que el mundo “solo” puede aparecer, en este caso, como la manifestación redundante de “mi” cuerpo; o propuesto de otro modo, que todo en el mundo es la constatación de “mi” ser enmarcado, de “mis” límites, de “mi” fragilidad, de “mi” frágil plenitud."

CRUZ, SÁNCHEZ, Pedro A. La vigilia del cuerpo:Arte y experiencia corporal en la contemporaneidad. Murcia: Tabularium 2000 (hic et nunc)